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SOSTENIBILIDAD | 23.09.2025

Empresas con propósito: un modelo de negocio que prioriza el impacto social

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Hoy, el valor de una empresa se mide no solo por lo que vende, sino por el impacto que genera. Cada vez más, las compañías son reconocidas como agentes clave en la transformación hacia un futuro más justo y sostenible.

El propósito corporativo es aquello que guía a la empresa más allá de la generación de beneficios económicos. Son los valores que orientan la toma de decisiones en las acciones que se realizan cada día, tanto las grandes como las pequeñas. Como señalan Martín-Herrero y Oliver-González, investigadores de la Universidad Alfonso X el Sabio, «el propósito empresarial se ha convertido, junto a la RSC y la sostenibilidad, en un nuevo elemento de gran importancia para la comunicación corporativa y la reputación».

Tener un propósito auténtico significa asumir un compromiso real con las personas y con el planeta y traducirlo en decisiones concretas. Por eso, desde esta perspectiva, la responsabilidad social se posiciona como un elemento central de la estrategia empresarial, no como un añadido. La transición de la RSC hacia la integración de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza muestra también una evolución en la forma en la que las empresas abordan sus responsabilidades, donde la sostenibilidad, en un sentido amplio, ocupa ya un papel central. «Mientras que la RSC tradicionalmente se centraba en iniciativas filantrópicas y de cumplimiento normativo, la sostenibilidad implica una integración más profunda y holística de principios éticos en todas las operaciones y estrategias empresariales», afirman Martín-Herrero y Oliver-González.

Tener un propósito auténtico significa asumir un compromiso real con las personas y con el planeta y traducirlo en decisiones concretas

Esta evolución es producto del reconocimiento de las prácticas sostenibles como algo beneficioso para el conjunto de la sociedad y el medio ambiente, pero también para la viabilidad de las organizaciones. Esta visión, además, se sustenta en la Agenda 2030, que también apela a las empresas para que asuman su papel como actores clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las empresas con propósito también son rentables

Lejos de ser una renuncia al crecimiento económico, el propósito se ha consolidado como una palanca de valor y diferenciación. Para las empresas que buscan generar un impacto positivo en la sociedad, no basta con proclamar valores, es necesario alinear el negocio con ellos de forma coherente y sostenida en el tiempo. Distintos estudios demuestran que la sostenibilidad y la responsabilidad social son factores clave para el éxito a largo plazo: las compañías que integran estos principios generan valor para sus plantillas, accionistas y grupos de interés, y logran destacar en un mercado cada vez más competitivo y exigente.

PROPÓSITO

Por ejemplo, un estudio de McKinsey y NielsenIQ sobre los bienes de consumo envasados realizado en Estados Unidos revela que los productos que hicieron afirmaciones relacionadas con las iniciativas ESG tuvieron un crecimiento acumulado promedio del 28 % en los cinco años precedentes al estudio, frente al 20 % de los productos que no hicieron tales afirmaciones. Este análisis, que incluye diferentes encuestas realizadas por las consultoras, también afirma que más del 60 % de la población estadounidense pagaría más por un producto con un envase sostenible y que para el 78 % es importante llevar un estilo de vida sostenible. En la misma línea, otro estudio realizado por Kantar en 2025, Sustainable Sector Index, afirma que el 47 % de las personas consultadas ha dejado de consumir ciertos productos por el impacto negativo de sus empresas. Estos datos confirman que ya no basta con decir lo correcto: hay que hacer lo correcto y hacerlo con transparencia.

Cuando el propósito se convierte en cultura, transforma la manera en que lideramos, nos relacionamos y creamos valor

Pero el propósito, como decíamos, no tiene efectos solo en el consumo: también atraviesa la forma en que se organiza, lidera y proyecta la cultura interna de las compañías y se convierte en un elemento esencial de la atracción y retención de talento. De hecho, la ausencia de propósito en el entorno laboral afecta a la motivación y al bienestar emocional. Según el estudio Gen Z and Millennial Survey de Deloitte, cuatro de cada diez personas de las generaciones Z y millennial afirman que la falta de propósito en el trabajo contribuye a su ansiedad y estrés. Esta percepción tiene un impacto directo en sus decisiones profesionales: el 44 % de la Gen Z y el 45 % de la millennial han dejado un empleo por considerarlo carente de propósito y alrededor del 40 % de ambos grupos ha rechazado ofertas laborales o proyectos que no se alineaban con sus valores personales. Estos datos reflejan un cambio profundo en la cultura laboral: el propósito es un factor clave para atraer talento, fidelizar equipos y construir organizaciones sostenibles.

¿Cómo son las empresas con propósito?

En MAPFRE trabajamos cada día para demostrar que hacer empresa desde el propósito no solo es posible, sino necesario. Necesario para adaptarnos a un mundo en transformación, para responder a las nuevas demandas sociales y ambientales, y para seguir siendo relevantes en un contexto donde la ciudadanía espera más de las compañías. Cuando el propósito se convierte en cultura, transforma la manera en que lideramos, nos relacionamos y creamos valor.

Por eso, no se trata solo de definir una misión inspiradora, sino de traducirla en compromisos reales, evaluables y sostenibles. En MAPFRE nuestro propósito es cuidar de todas las personas que forman parte de la compañía —clientes, plantilla, accionistas, colaboradores— y, en definitiva, de todo lo que afecta a nuestra sociedad. Este propósito, «Cuidamos lo que importa», se materializa a través de acciones concretas incluidas en nuestro Plan Estratégico 2024-2026, que integra metas de crecimiento rentable con un firme compromiso social y ambiental.

Nuestro papel como aseguradora nos sitúa en una posición privilegiada para detectar vulnerabilidades, anticipar escenarios y proponer soluciones

En el plano económico, la compañía ha elevado sus objetivos de rentabilidad y eficiencia y mantiene una sólida posición financiera y un enfoque responsable en la distribución de valor. Al mismo tiempo, el Plan de Sostenibilidad recoge nuestros compromisos más importantes para 2026, como alcanzar la neutralidad en carbono en nuestras operaciones en 15 países, lograr que el 95 % de nuestra cartera de inversión esté calificada con criterios ESG y seguir avanzando por la igualdad de género —con un 36 % de mujeres en puestos directivos— y la inclusión —con el 3,5 % de la plantilla formada por personas con discapacidad—.

Nuestro trabajo se guía por compromisos internacionales y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para operar con una mirada a largo plazo y de forma coordinada con el resto de actores sociales y económicos. Este año, por ejemplo, participaremos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará en Belém do Pará (Brasil), una región simbólica por su vínculo con la Amazonía y la conservación de la biodiversidad. Nuestra participación en este espacio nos permite aportar nuestra experiencia como actor clave en la gestión, prevención y reducción de riesgos climáticos, y reforzar nuestro compromiso con una transición energética justa. Una transición que cuide del planeta, de las personas, del empleo y del tejido empresarial.

Sabemos que las transformaciones profundas no se logran en solitario. Por eso, además de actuar desde dentro, también colaboramos con otras entidades, compartimos conocimiento y participamos en alianzas que promuevan el cambio sistémico. Nuestro papel como aseguradora nos sitúa en una posición privilegiada para detectar vulnerabilidades, anticipar escenarios y proponer soluciones. Pero también implica una gran responsabilidad: la de contribuir a construir un futuro más justo, inclusivo y sostenible.

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