SOSTENIBILIDAD | 16.09.2025
La creación de empleo de calidad como reto global
El desempleo sigue siendo uno de los principales desafíos a nivel mundial, especialmente entre las personas jóvenes y los colectivos con mayores barreras de acceso al mercado laboral. Para avanzar hacia un empleo digno y sostenible, es imprescindible combinar políticas activas con el compromiso de las empresas, que hoy juegan un papel fundamental en la creación de oportunidades y en la inclusión laboral.
En un contexto de desigualdad, precariedad y economía sumergida, el trabajo digno y sostenible se ha convertido en un reto clave para construir sociedades más justas. Ya no se trata solo de crecer económicamente, sino de generar oportunidades reales de inclusión, con empleos de calidad que permitan a las personas desarrollar su vida con seguridad, autonomía y derechos. Para lograrlo, hacen falta políticas activas, compromiso empresarial y una nueva manera de entender el valor del trabajo en la agenda social.
Según los últimos datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo mundial en 2024 creció en paralelo a la población activa, lo que mantuvo la tasa de desempleo mundial en el 5 %, similar a la de 2023. Aunque la cifra es positiva respecto a los niveles pandémicos, la OIT insiste en que el ritmo de crecimiento del empleo fue todavía demasiado débil para lograr una reducción importante de los déficits de trabajo digno que persisten en todo el mundo. En concreto, las personas jóvenes son las que representan los peores datos: el 12,6 % está en situación de desempleo y se observan pocos indicios de mejora.
A nivel global, el 12,6 % de las personas jóvenes está en situación de desempleo
Además, el déficit mundial de empleo en 2024 alcanzó los 402,2 millones de personas. Aunque se mantiene la tendencia descendente iniciada antes de la pandemia, la cifra sigue siendo alarmantemente alta y refleja profundas diferencias estructurales, entre ellas, la desigual distribución del trabajo de cuidados no remunerados.
Estas desigualdades afectan especialmente a las mujeres. En países de ingresos bajos, por ejemplo, la tasa de déficit de empleo entre mujeres alcanza el 22,5 %, frente al 15,2 % en los hombres. Asimismo, las mujeres jóvenes se enfrentan a mayores barreras para acceder al empleo, la educación o la formación: el 28,2 % de ellas se encuentra fuera de estos tres ámbitos, mientras que, en el caso de los hombres jóvenes, esta proporción es del 13,1 %. Esta brecha evidencia la necesidad urgente de políticas que aborden las causas estructurales de la exclusión laboral y promuevan un acceso igualitario al empleo digno.
Hacia unas políticas activas de empleo
Según el Informe sobre el futuro del empleo 2025 del Foro Económico Mundial, el mercado laboral global vivirá una transformación profunda en esta década: se estima que un 22 % de los empleos actuales cambiará de forma significativa hacia 2030, con la creación neta de 78 millones de nuevos puestos de trabajo. Esta evolución estará marcada por una combinación de factores tecnológicos, demográficos y geoeconómicos que están redefiniendo qué habilidades necesita el mundo del trabajo. De hecho, se prevé que cerca del 40 % de las capacidades requeridas para desempeñar los puestos de trabajo cambiarán y que el 63 % de las empresas ya menciona ese desfase como su principal obstáculo. Aunque áreas como la inteligencia artificial, los macrodatos (big data) y la ciberseguridad concentrarán buena parte de la demanda, las habilidades humanas, como la creatividad, la adaptabilidad y la resiliencia, seguirán siendo fundamentales.
Frente a este panorama de cambios y oportunidades, el Informe sobre el Diálogo Social 2024 de la OIT pone el foco en la necesidad de abordar esta transformación desde un enfoque participativo y justo. La organización subraya el papel clave del diálogo social en la formulación de políticas de empleo efectivas e inclusivas, capaces de anticipar las transiciones, reducir desigualdades y promover el trabajo decente. La participación de gobiernos, empresas y ciudadanía resulta esencial para convertir el cambio estructural en una oportunidad colectiva.
El papel de las empresas: una responsabilidad compartida
Cada vez más compañías reconocen que su papel va más allá de la creación de empleo: impulsar el desarrollo profesional continuo, fomentar entornos de trabajo verdaderamente inclusivos y facilitar las transiciones laborales forman parte de su responsabilidad. En MAPFRE, integramos estos principios en nuestro Plan de Sostenibilidad para favorecer tanto la empleabilidad y el bienestar de nuestra plantilla, como el acceso al empleo de los colectivos que enfrentan mayores barreras para integrarse en el mercado laboral.
En 2024, consolidamos nuestro compromiso con el empleo estable y el desarrollo del talento. Más del 96 % de las 30.000 personas que trabajan en MAPFRE forman parte de la plantilla fija. Además, apoyamos el crecimiento profesional a través de la formación —solo en 2024 se impartieron más de un millón de horas— y de planes de desarrollo individual de los cuales ya se han beneficiado cerca de 28.000 personas. En materia de diversidad, el 46,7 % del Consejo de Administración y el 42,7 % de los puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres, y el 4,2 % de la plantilla está formada por personas con discapacidad.
Se estima que un 22 % de los empleos actuales cambiará de forma significativa hacia 2030
Además, también seguimos promoviendo el acceso al empleo de los colectivos que enfrentan mayores barreras para integrarse en el mercado laboral. Por ejemplo, entre los programas de la Fundación MAPFRE, destaca la Convocatoria de Ayudas al Empleo ACCEDEMOS o el programa Juntos Somos Capaces, que apoya a personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental en situación de desempleo mediante becas de formación y prácticas en empresas. Desde 2010, esta iniciativa ha contribuido a la inserción laboral de cerca de 6.400 personas en España. Además, colaboramos con organizaciones y proyectos que promueven la inclusión en el ámbito laboral, como Best Buddies, que ofrece formación para el empleo a jóvenes con discapacidad en Massachusetts, Estados Unidos.
Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta que las expectativas de las nuevas generaciones están cambiando. Para las generaciones Z y millennial, el trabajo, además de ser una fuente de ingresos, se concibe como una vía para generar impacto positivo en el entorno. Por eso, cada vez más personas valoran que las empresas tengan un propósito claro, actúen con responsabilidad y les ofrezcan oportunidades de crecimiento personal. Esta nueva mirada supone un reto para las organizaciones, que deben adaptar sus culturas, formas de liderazgo y propuestas de valor para seguir atrayendo y reteniendo talento. Avanzar hacia un mercado laboral más justo y sostenible requiere la participación de todos. Las empresas tienen un papel fundamental en este camino: como generadoras de empleo, pero también como agentes de cambio capaces de impulsar una transformación social más profunda.
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